Algunas anti reflexiones después de ver Pistol de Danny Boyle
Danny Boyle o Dani Boilers (como le decían al fontanero de mi barrio) es muy famoso por motivos que ya todos sabemos -y si no lo saben, vayan a su biblioteca más cercana- En años recientes se embarcó, junto con los otros miembros de los Sex Pistols que no son Johnny Lydon, en una batalla legal para darle luz a una serie biográfica de sobre la historia de la banda de punk más grande de todos los tiempos, o sea, El Síndrome del Punk. (no es cierto, quería ver si estaban poniendo atención a la lectura) Obviamente, la serie es sobre los Pistols y el drama detrás de lo que construyó a este mítico acto teatral que en el mundo tiene tantos amantes como detractores.
Pistol (2022) Enfrentó la reacción negativa de Lydon, porque está basada en la versión que creo su comparsa Steve Jones sobre los sucesos que los llevaron a la fama e inspiraron a muchas generaciones de esa época y a postrimerías. Todo suena muy bonito, muy romántico -el punk salvó al mundo de la música, o al menos le dio otra actitud- pero no fue tan así. Lydon, en sus momentos de lucidez es un zorro astuto, es un irlandés ladino que nunca se pudo someter a Malcolm McClaren y su visión del mundo. Tristemente en la visión de McClaren, no había advertencias sobre el daño colateral, él era un cirquero, él deseaba la fama, el escándalo mediático, muy poco le importaban esos chicos de extracto humilde que fascinó y manipuló para llevar a cabo su plan. Es muy sabido el resultado final, por eso Rotten no cedió jamás a la producción, y aunque perdió en los tribunales, quedó claro que el resentimiento de él hacia McClaren estaba bien fundado. Malcolm era un pasado de lanza, tanto que años después fue desenmascarado por la vocalista de Bow Wow Wow quien lo acusaría hasta de corruptor de menores.
Todos los miembros de los Pistols, excepto Glen Matlock, eran chicos con un entorno familiar complicado, eran hijos de la modernidad perdidos en la indiferencia de la herencia imperialista y los deteriorados valores de la realidad inglesa de los setenta. McClaren tuvo suerte de toparse con Lydon, él era la amalgama, los demás músicos eran mediocres.
La serie es un reconocimiento a Bowie como el mesías de la cultura pop en la última parte del Siglo XX, ahí nomás se las dejo.
Si, ya sé que el punk nació el Nueva York, pero Vivianne Westwood, muy bien caracterizada por Talulah Riley, le dio una estética, un look más provocador. Aprendió bien de Richard Hell y supo capturar el espíritu transgresor de ese movimiento artístico en una especie de anti moda. El estilo punk, después de tantos años, no ha salido nunca de los escaparates, los diseñadores de esta época siguen teniendo una influencia muy marcada de la visión de Westwood. Ella no quería la anarquía, al contrario, todo su imaginario estético estaba totalmente calculado y era muy autoritaria.
Agradezco como espectador que la serie vaya al grano, y que no trate de profundizar en las psiques de los involucrados, francamente me da mucha hueva de las biopics que todas tratan de reflejar la vida de los famosos como una retrospectiva de su sufrimiento. Pistol no, esta serie es directa.
Si Steve Jones no hubiese sido músico, habría terminado en la cárcel.
Los Pistols no son como los Back Street Boys, eran demasiado feos y primitivos como para haber sido una banda prefabricada.
McClaren era tan ojete que además de tumbarle su feria a esos bebés punks, manipuló a Jones para meter a un cavernícola a la banda. Al que obra mal, se le pudre…
Sid Vicious era un buen muchacho. Era muy limitado y en la serie se ve tan pendejo que su candidez te deslumbra. Si sucediera algo así en esta época, uno o varios de los adultos que manejaban a los Pistols hubieran ido al bote. Nancy Spundgen, tenía varias tuercas flojas y encontró en ese medio nihilista, gasolina para hacer arder al mundo. Da tristeza la subtrama de Sid. Tan buen muchacho que era y se nos fue muy pronto. Lydon era el pigmaleón de Sid, pero no pudo salvarlo, y ahora es más grande el mito que lo que realmente fue; una desafortunada alineación cósmica para un tipo totalmente destructivo.
Qué bueno que se haya hecho una serie de Los Pistols, últimamente me cuesta ver series de televisión. De alguna forma es un homenaje en segundo plano a Siouxsie Sioux y a Chrissie Hynde de The Pretenders. Si te gusta el punk, creo que la escena de ese tiempo está muy bien reflejada.
El montaje de la serie es espectacular. Incluye pietaje de la BBC de esos años y en buena forma refleja mucho el humor inglés, un humor sofisticado, satírico. Después de todo, eran años de contradicciones ideológicas muy fuertes y esto queda bien reflejado.
Puede que te caguen los Sex Pistols, pero me queda claro que no tendríamos a muchas bandas trascendentes (Joy Division, Bauhaus, Gang Of Four, Siouxsie and the Banshees, GBH) si McClaren no hubiese tenido la misión de horrorizar a la Inglaterra conservadora a través de sus mascotas. La serie representa todo lo que significa el punk, o sea nada. Por eso vale la pena verla y entretenerse mucho. Además, es casi tan buena como la serie biográfica de Juanga.
Por: Beto Sigala
Un comentario
Monroy Jiménez
Excelente reseña! A mi también me pareció genial la serie. Saludos